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martes, 28 de septiembre de 2010

ENTRE PIERCINGS Y PERFORACIONES, DECORACIÓN FACIAL Y CORPORAL ENTRE LOS MAYAS PREHISPÁNICOS

Por Orlando J. Casares Contreras

                Hoy en día, para bien o para mal (y eso quedará a criterio de quien lo lea) las perforaciones corporales han ganado tal popularidad que si antes era de un uso casi exclusivo entre marineros, convictos, mal vivientes y en algunas tribus y culturas ajenas a las nuestras, hoy en día son formas de identidad en las que se expresa una cantidad considerable de personas. Si bien estas personas son en su mayoría jóvenes y algunos adultos, ante las personas que se escandalizan hoy en día por semejantes prácticas de embellecimiento o de formación de identidades lo que presentaré a continuación es una serie de imágenes con las cuales se puede observar que entre los mayas prehispánicos era muy común el uso de estos ornamentos y los fines no se limitaban a la vanidad sino contenían explicaciones mucho más complejas.

                Muchas de las ornamentaciones con las que se decoraban la piel estaban hechas con materiales provenientes de otras regiones, y así como en la actualidad, mientras más lejanos fueran o que requieran un mayor trabajo su extracción, su valor se incrementaba, por lo que su uso quedaba restringido a ciertas élites de gobernantes, sacerdotes y comerciantes, es decir, también cumplían con la función de identificar a los diferentes segmentos de la sociedad maya, su estatus social, religioso y de edad. En cualquiera de las variantes mencionadas, se practicaba indistintamente en hombre y mujeres.





                Las principales perforaciones que podemos ver a través del registro arqueológico eran realizadas en las orejas, la nariz y el mentón principalmente, pero se complementaban con tocados altamente elaborados en el cabello, así como las incisiones de piedras en la dentadura, principalmente del jade, material que se extraía en su mayoría de la región maya de Guatemala, así como otros lugares del continente. Esta última práctica no ha desaparecido del todo en la actualidad, ya que a la llegada de los españoles, la gente optó por sustituir el jade por el oro (en algunas ocasiones la plata) por lo que es muy común ver mujeres y hombres con dentaduras con piezas de oro (llamado el “diente de oro”) que también revelan una cierta posición social sin limitarse únicamente a lo estético.
                Muchas de éstas prácticas también hacen referencia a rituales en los que perforarse la lengua era una forma de veneración a sus ancestros, tal cual lo indica las pinturas del cuarto 3 de Bonampak en donde se puede apreciar a varias mujeres de la corte en dicha actividad. Toda esta información ha sido posible gracias al trabajo de los arqueólogos, historiadores, epigrafistas y antropólogos sociales, quienes en sus investigaciones se han topado con los objetos encontrados en las excavaciones, en la pintura mural, en las inscripciones y en la piedra, así como en los documentos que realizaron los españoles para informar de tales prácticas a sus superiores, ya sea como una documentación de sus costumbres o con la intención de erradicarlas.

               Es por eso que hoy en día, aunque por mucho tiempo fue una práctica que en nuestra región casi quedó en el olvido, se retoma por algunos grupos de personas y debido a la gran distancia temporal ha causado un gran alboroto en nuestra sociedad. Lo que nos indican estos hallazgos arqueológicos, constatados por la información histórica y etnográfica, es que en nuestra región ya se venían practicando por muchos siglos. Hoy en día, está práctica ha pasado a ser una muestra de identidad la cual con el tiempo se ha estado reivindicando, especialmente entre los jóvenes, especialmente aquellos interesados por imitar los objetos que en un remoto pasado fueron usados no sólo por los mayas, sino por todas las culturas de Mesoamérica.
                



Si te interesa saber y conocer más del tema, visita la colección del Museo Regional de Antropología “Palacio Cantón”, ahí encontrarás los objetos prehispánicos reales que fueron usados para el embellecimiento y prácticas rituales de los mayas prehispánicos.
                Quiero agradecer a la restauradora del INAH Rocío Jiménez Díaz quién con su muy valiosa ayuda sugirió el tema y algunos de los puntos aquí mencionados.



Referencias bibliográficas:

Coe. Michaell
1991      Breaking the maya code. Thames and Hudson, New 
              York.
Landa, Fray Diego de
1966      Relación de las cosas de Yucatán. Maldonado Editores, 
              México.
Grube, Nikolai y Simon Martin
2001      Crónica de los reyes y reinas mayas. La primera 
              historia de las dinastías mayas. Edit. Planeta, México.
Sharer, Robert
2001      La civilización maya. Fondo de Cultura Económica, 
              México.

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